Cuando no sabes qué decir es mejor quedarse callado, esperar y mirar, porque no siempre
hay palabras para todas las situaciones.
Hay personas que nunca callan, quizá por temor a que el silencio les arrebate algo.
No, el silencio sólo nos reconcilia con lo que somos, con esa persona que está dentro
harta de escuchar más y más palabras sin sentido.
Ningún silencio es incómodo si estás con la persona correcta, más bien al contrario, nos
evita mucha idiocia instalada en nuestras mentes; hablamos por boca de otros,
por lo que los demás nos cuentan o han vivido.
¿Qué porcentaje de lo que habláis tiene algo que ver directamente sólo con vuestras vidas?
Y no es una pregunta retórica. Construimos nuestra vida y nuestras experiencias a partir de
vivencias ajenas y al final nos vemos viviendo la vida de otros.
Y ese es el error. Y, a veces, lo vemos demasiado tarde.