Nos levantamos un día queriendo olvidar
pero no podemos,
o no queremos,
mirando ese café
queremos recordar por qué el olvido es la única salida
y ya lo hemos olvidado.
Hemos olvidado por qué queríamos olvidar
el viejo bucle de siempre
mientras agito el café en sentido anti-horario
como queriendo retroceder en el tiempo.
Da vértigo pensar que el olvido está tan cerca
que mañana es hoy y ayer ya es mañana,
que nada se detiene,
que perdí el miedo,
y él me perdió a mí.
Olvido,
Qué bonito suenas
Pero qué imposible.
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