jueves, 24 de septiembre de 2020

Tristeza






Siento si llevo tanto tiempo sin escribir; a veces es buena señal y otras mala. 

Llevaba tiempo queriendo escribir sobre esto porque es un tema algo tabú y sobre el que

hay muchas confusiones. 

Ante todo la tristeza es una emoción, no un sentimiento. Mucha gente aprendió esto

viendo Inside Out, la famosa película de Pixar, que por cierto es pelín tendenciosa.

Relegan a Tristeza como si fuera una emoción menor y plantean todo desde el punto

de vista de Alegría que puede solucionar "cualquier cosa". Y NO.

Al final lo arreglan un poco tirando de Tristeza para que la niña elabore un duelo

sano y pueda quemar esa etapa y asumir su nueva vida.


¿Por qué contar esto? porque quiero que veáis la importancia de la tristeza en nuestra

vida, no una tristeza patológica sino natural.

Llorar no sólo no es malo sino que es necesario. Para encarar y superar determinados

traumas y problemas la tristeza nos da la mano y nos acompaña en ese tránsito

para que podamos aceptar y comprender que la vida sigue y que estar triste 

es la forma que tenemos de defendernos ante el dolor. La alegría no cabe en ese

proceso porque lo que necesitamos es echar nuestros demonios y nuestros miedos

y las lágrimas drenan el dolor y eso sólo es posible si te permites sentirte vulnerable

y, ¿por qué no? triste.

La tristeza pone en su sitio a la pena y lucha contra ella, aunque parezca contradictorio.

El infierno son los demás, ya lo decía Sartre, son ellos los que te dicen que no llores,

que estés contento, que hagas cosas, que estar triste es de débiles. Pues no. Es justo lo

lo contrario, hay que ser valiente para reconocer que  lo estás pasando mal. La 

tristeza es muy necesaria, sin ella no podríamos elaborar un duelo ni superar golpes

ni sentir cosas que, de otra forma, no podríamos sentir.

Vuelvo a aclarar que hablo de una tristeza natural no una aguda que se convierta

en depresión. Por desgracia eso ocurre muchas veces pero no siempre que estemos

tristes nos vamos a deprimir.

Dejaos llevar por vuestras emociones, si tenéis que llorar, llorad, si tenéis que reír

reíd.

Mi abuela siempre decía que las lágrimas despiertan a los ángeles.

Así que ya sabéis, NO estáis solos.



viernes, 27 de marzo de 2020

Encerrados



Si hace un mes nos hubieran dicho que íbamos a tener que encerrarnos en nuestras

casas sin poder apenas salir no nos lo hubiéramos creído.

Y ahora estoy escribiendo esto desde mi encierro no voluntario pero sí responsable y

amparado en un estado de alarma decretado por el gobierno debido a una pandemia

que apareció de la noche a la mañana.

Parece una película de estas catastróficas; cuando vimos que empezaba en China nunca

pensamos que llegaría aquí y con tanta virulencia.

      En poco tiempo llevamos más de 4000 muertos y mas de 50000 infectados, ( que

se sepa). y la mayoría se concentran en la comunidad de Madrid.

Parece un país fantasma: bares cerrados, hoteles, tiendas... casi todo. La sensación es

apocalíptica y el miedo de la gente se ve en sus ojos, lo que dejan entrever sus mascarillas.

Todo es silencio hasta que a las 8 de la tarde sale toda España a los balcones a aplaudir a

los sanitarios, los mismos que se están dejando la vida por cuidar de tantísimos enfermos.

Falta material, faltan camas, falta de todo.

Hay algo terrible y es que mucha gente está muriendo sola, sobre todo abuelicos. que

no pueden dar un último adiós ni a sus nietos ni a sus hijos ni a nadie.

No poder decir adiós; se me rompe el corazón.

Pero es que este maldito virus ha conseguido separarnos, sólo espero que cuando todo

pase estemos más unidos que nunca.

         Algo que también me estremece es lo que está pasando en las residencias. Espero

que se depuren responsabilidades cuando esto pase. También me dan mucha pena los

niños pequeños, es muy duro para ellos.

Creo que nadie estaba preparado para algo así y también creo que las medidas

se tomaron tarde.

El ejército ha tomado las calles y aunque están haciendo una labor encomiable, a mí me

me da yuyu. Me da sensación de más intranquilidad si cabe, como si estuviéramos

más en un estado de sitio.

Hay unos pocos afortunados que pueden pasear, como los que tienen perro: el resto

nos tenemos que conformar con ver series, limpiar la casa o dormir.

        Yo, por circunstancias personales, estoy acostumbrada a los encierros. Mi trastorno

bipolar me ha tenido ingresada por largo tiempo muchas veces. Sé lo que es no poder

salir de un lugar de ninguna de las formas, y al menos tengo ese recurso parar

sobrellevar esto.

He salido en contadas ocasiones a la calle: super, farmacia o estanco.

Echo de menos mi cafecito de la mañana en el bar. Echo de menos pasear. Y echo

de menos a mis amigos y familia.

Es duro pero no tanto como vivir con la amenaza de un ataque aéreo o una hambruna.

Creo que nuestra generación está muy acostumbrada a vivir bien y por eso lo llevan

tan mal.

De la misma forma hay personas con iniciativas solidarias muy bonitas: también está

saliendo lo mejor de nosotros.

Os preguntaréis si tengo miedo; pues sí, lo tengo, pero no por mí, sino por la gente que

quiero y que deseo con toda mi alma que no enferme.

Este puto bicho no va a poder con nosotros, de eso estoy segura.

También quiero agradecer a mis psiquiatras, psicólogos, ATS, etc, que me llaman para ver

cómo voy porque saben que con mi patología podría tener un bajón o una subida.

          Más agradecimientos: a mis compis de curso, que me animan a través del grupo y

son súper buena gente.

Por supuesto toda mi admiración al personal sanitario que están en primera línea de fuego

luchando contra este maldito virus. Sois todo generosidad y trabajando al límite.

También a toda la gente que esta currando con el peligro que supone: personal de

supermercados, transportistas, farmacias, bomberos, policía, kioskos, estancos y muchos.

más. A todos GRACIAS, porque por vosotros el resto podemos quedarnos en casa

 recluídos.  Todo esto pasará, no sé cuándo,

 pero cuando pase nos daremos cuenta de la dimensión de las pequeñas cosas, de lo que

realmente importa en la vida.

La vida es maravillosa. Esto es sólo un pequeño tropiezo. Y lo salvaremos.

La libertad es sólo un estado mental.

                                                  Fuerza y todo mi amor.



sábado, 11 de enero de 2020

TODOS AL SUELO





Cuando nos desmoronamos y nos caemos, a veces lo último que necesitamos es que 

alguien se lance a por nosotros, porque muchas veces es necesario estar abajo para poder

volver arriba con un gran impulso.


Si me caigo, NO necesito que me levantes, NECESITO que te tires al suelo CONMIGO.