martes, 16 de septiembre de 2014

Kurt Cobain y yo.


Hubo una noche en julio, una de tantas,en la que me puse a tuitear cosas sobre Nirvana.
Recuerdo hablarle directamente a Kurt, de cómo siempre lo entendí.
Le hable de tú a tú, de personas que han pasado por lo mismo.
Solemos hablar de la empatía y emplear ese vocablo, pero pocos la sienten verdaderamente.
La gente siente pena, compasión, cosica, pero empatía NO.
Para eso hace falta un componente fundamental y es haber pasado por lo mismo o parecido.

Y esto viene a que me veo en la necesidad de desdramatizar a la vez que dar visibilidad a la gente como nosotros: los bipolares.
Sí, he dicho la palabra maldita, aunque es muy conocida aquí por coronar muchas bios.

Mi verano, y sobre todo aquí en twitter, refleja la cara sin tapujos de esta maldita enfermedad.
He entrado y salido mil veces porque ni yo misma sabía lo que quería. De hecho casi nunca lo sé.

Esta enfermedad se toma confianzas, también vacaciones, pero siempre vuelve, y lleva llaves, y más
vale que le pongas cubiertos y le prepares la habitación de invitados: viene para quedarse.
En ocasiones es educada y avisa con tiempo, otras no, y te coge con la casa y la vida del revés.

Es esa amiga inestable que una temporada está muy eufórica y sólo quiere divertirse, salir y hacer cosas temerarias.
Pero también es la misma que te arrastra a un pozo del que no puedes salir  ni del que nadie te puede sacar.
Más que un pozo es una caja, te encierra en ella y no ves nada, y lloras, gritas, quieres huir, pero no puedes, no te deja.

De hecho nadie puede ayudar; quizá apoyar, comprender, acompañar, pero ayudar no. Nadie puede.
He tenido momentos muy complicados, algunos lo sabéis, tampoco quiero extenderme con ello;
pero lo que sí quiero es daros las gracias a los que habéis estado de manera incondicional.
Para mí ha sido y sigue siendo un apoyo enorme, a pesar de no poder leer a veces ni el TL en condiciones.

Esto es algo crónico que irá pasando, o no, pero también es crónica mi alegría innata y mis ganas de luchar. Aunque a veces parezca que tiro la toalla, no lo haré.

Quizá suene tópico pero cuando estás cerca del otro lado ves realmente lo que dejas en éste, y te das media vuelta, aunque tenga que haber gente muy bonita para agarrarte y sujetarte un poco.

No me asomaré a más precipicios, sólo para disfrutar del paisaje y con suerte vislumbrar un futuro con más luz e ilusión.

Se puede y se debe hacer y lo sé porque una vez volví del otro lado y allí no hay nadie ni nada.
Lo que merece la pena en la vida está en éste.

Gracias por tanto, pequeños. Tinkerbell está recuperando su polvo de hadas. Os quiero.







1 comentario: