martes, 18 de noviembre de 2014

Te juro que era buen chico






Hay gente que cree que uno elige ser yonki o adicto.

Puedes elegir, quizá, meterte una primera

raya o un pico pero lo que viene después ya no.

Nadie elige ser infeliz ni vivir sumido en la tristeza.


Porque se confunden las cosas. Cuando alguien

se suicida o muere en circunstancias como las

de Enrique Urquijo todos echan la culpa a la droga.


Y suele ser al revés. Es la inmensa tristeza y la depresión las que te llevan a abrazar

esas sustancias con las que por unos minutos huyes de la puta vida que te ha tocado vivir.

Dicho esto, un beso, Enrique, allá dónde estés.


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