miércoles, 3 de agosto de 2011

El tranvía turístico (o como hacernos la vida imposible a los Zaragozanos).



       Sí, ya sé, esto no va a ser políticamente correcto, como también sé que el Sr.Belloch no se va a meter aquí a leerme, pero nunca se sabe,  ¡igual le llega algo!
Tenemos una ciudad maravillosa, siempre lo ha sido: su gente, su alegría, su color, pero estamos a punto de petarlo,  el Zaragozano "tipo" está al borde del desquicie, no sabemos ya ni por dónde circular, todo esto es una broma de mal gusto.
      Pero para que me entendáis los que no sois de aquí:  Zaragoza es una ciudad ya grande, ha crecido mucho y sin embargo el único medio de transporte hasta mayo era el súper autobús urbano, lugar peligroso donde los haya, donde cada día la gente se escoña mientras intenta pagar o picar sus tarjeticas.
     No, aquí no te esperan, aquí arrancan, estés con un bebé en los brazos o seas minusválido. Da lo mismo, ahí te quedas, has de elegir entre pagar o caerte cuando arrancan: ¡tú mismo!

    Es la realidad aunque les escueza. A mi aún me duele un esguince de cuello provocado por una caída en una de esas maravillosas carreras a las que nos tienen acostumbrados los autobuseros.
Sí, sé que son unos mandados pero me da igual, la gente lo acabamos pagando, ¡y de qué manera!

    Pues bien, en una de esas noches de inspiración trasnochada se les ocurrió una idea ¿por qué no recuperar el tranvía? Hubiera sido una gran idea si no fuera porque supone levantar toda la ciudad con el consiguiente trastorno para comerciantes y viandantes.
    Yo siempre he pensado que  el metro es la solución ideal para Zaragoza pero tenemos un lobby que nos acecha: Los amigos de las RUINAS romanas. Cada vez que hacen un "bujero" salen las malditas pedruscas  y: ¡oh, Dios mío, aquí no podemos construir nada! nos dicen con voz condescendiente.
   
     Vivimos encima de un puñetero cementerio romano, así al estilo Poltergeist pero mediterráneo, y gracias a todos esos restos de nuestros ancestros la idea del metro se descarta.
Pero claro ¿alguien se ha molestado en mirar bien esas pedruscas? ¿qué se creen que han encontrado? ¿la Acrópolis? ¡Pero si no son para tanto!
Desde donde nos estén viendo los amigos de Pilatos se estarán descojonando.Y mientras, nosotros coche para arriba, autobús para abajo. Pero llegó nuestro salvador: el TRANVÍA.


      Para nuestros adentros pensamos que quizá fuera la solución definitiva a este caos circulatorio; pero no, nada más lejos de la realidad.
Nuestro señor alcalde,  al que vamos a tener que verle la carica cuatro años más, sólo ha puesto una línea que cruza la ciudad por el centro. Eso es todo el tranvía, no hay más, en serio. Está diseñado para los turistas y para los pocos afortunados que vivan a un extremo u otro de la ciudad. Los barrios no existen para ellos, bueno pensándolo, ni siquiera zonas céntricas que quedan lejos. Nos ha costado una millonada y aún están en la primera fase. Queda mucho para que esta única línea funcione en condiciones.

      Así que ya veis, nos engañan como a chinos (nunca he entendido esta expresión porque engañar a un chino no es tarea fácil) y mientras nosotros aportando nuestros impuestos, tolerando que cada vez suban más los precios, y calladicos, algo muy típico por aquí.

     Nadie se mueve realmente, esperan a que lo hagamos los demás pero, esta vez, yo me voy a quedar muy tranquila; que se quejen otros, que yo gracias al alcalde estoy adelgazando mucho, voy andando a todos sitios...

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